Entrevista con Jordi Mollà

Con su particular aire de villano, bohemio y artista nos recibió Jordi Mollà en una edición del London Spanish Film Festival que le rinde homenaje con la proyección de algunas de sus más de 70 películas. Cercano y natural, nos habla de los que le han hecho un artista polifacético (actúa, dirige, escribe y pinta). Algo que le ha llevado a que con sólo 45 años, un festival de cine internacional le rinda un merecido homenaje.

Jordi Mollà y Patricia Israel, de Genteventos

Jordi Mollà y Patricia Israel de Genteventos

Vamos a ver hoy en el Festival de Cine Español de Londres, tu primer trabajo en la gran pantalla, ¿Qué recuerdos tienes de ese primer trabajo con Bigas Luna, Jamón, jamón?

Guau, muchos, porque como dices, era mi primera película y es una cosa muy especial.  Javier Bardem, Penélope Cruz y yo nacimos de esa película, con una persona superespecial que era Bigas Luna. Es una cosa irrepetible, si la quieres volver a hacer es imposible.  Yo creo que era el destino, que Javier fuera el esposo de Penélope, que ambos fueran dos estrellas de cine internacional, que yo también tuviera una proyección internacional, no tan grande como la de ellos. Son esas cosas, que no tienen explicación.

En aquella época yo compraba cuatro periódicos al día, para buscar trabajo. De repente mi foto estaba en esos cuatro periódicos. Después de Jamón, jamón, sabía que mi carrera no iba a subir a lo alto, sí la de Javier y la de Penélope. Todo el mundo me decía “a partir de ahora…” pero yo siempre he tenido una intuición muy fuerte, para lo bueno y para lo malo. Sin duda, Bigas Luna era para mí un tótem de muchas cosas.

Jordi Mollà. Foto: Pau Ros, London Spanish Film Festival

Jordi Mollà. Foto: Pau Ros, London Spanish Film Festival

Normalmente en tus películas estadounidenses te dan el papel de malo ¿Te molesta que te encasillen en un tipo de personaje?

Todos los actores son encasillados. Tom Cruise es el héroe, Johnny Depp es el marcianito, Marlon Brandon era un hombre intenso… a todos nos pasa. A mí me toca hacer el malo. Me gusta ser el malo. América con los españoles, con los latinos a nivel cultural solo tenemos la posibilidad de ser los malos, los jardineros, los camareros y poco más. El americano deja entrar mucha nacionalidad en su país pero son siempre ellos los que mandan.

Has trabajado con muchas estrellas internacionales, ¿ha habido alguno que te haya marcado especialmente? ¿alguien que te haya sorprendido o que te haya aportado más de lo que esperabas?

He tenido mucha suerte de trabajar con gente increíble… dar nombres parece que dejas fuera de juego a otros. Bigas Luna, es el que más me ha influido y me hace mucha falta porque ya no está aquí.

No solamente como director sino como persona, yo artísticamente soy como un hijo de él, teníamos una relación muy de padre e hijo. De hecho, hay alguien que dijo una vez que yo era como el hijo que nunca tuvo. Dábamos paseos juntos, coleccionábamos piedras, hablábamos de religión, filosofía, de pintura… me he culturizado mucho gracias a Bigas. Bigas Luna era un personaje que si lo conocías era muy difícil olvidarlo. Luego hay muchas personas; Javier y Penélope son una historia indivisible en mi carrera. Hay otros directores como Greenaway, Roland Joffé, Shekhar Kapur, Ted Demme pero todos me aportan algo… Johnny Depp que yo ya no le veo como un actor, le veo como un tío que me ayudó muchísimo en un momento crucial de mi vida, me hizo sonreír en un momento en el que yo estaba aterrorizado, cuando llegué a Hollywood. Porque no es fácil, la gente dice “¡qué bien hacer una película con Johnny Depp!” Pero en el momento, estás asustado. Recuerdo la primera vez, que yo estaba muy asustado, él me dio en el hombro   y le dije (a Johnny Depp) “Tengo tanto miedo… ¿no te importará que fume? Porque yo fumo mucho” y me sacó una bolsa de tabaco de liar y me dijo “Don’t worry”. A partir de entonces me ayudó muchísimo, él y Penélope.

Cuando los sueños se hacen realidad, hay que saber soñarlos, vivir dentro del sueño y disfrutarlo, porque igual se convierten en una pesadilla.

 ¿Qué papel te ha costado más en tu carrera? Te hemos escuchado en alguna entrevista que uno de los más difíciles fue El cónsul de Sodoma.

Los papeles que me cuestan más, son los que me dejo más salud. El cine te pide mucha salud. Jaime Gil de Biedma(el poeta al que interpreta en El cónsul de Sodoma) es un tipo al que yo comprendí inmediatamente. Tuve una historia de amor con él, sabía cómo pensaba, cómo se movía, sabía su dualidad, sabía la invención de una identidad, llevar una doble vida, trabajar para la tabacalera de Filipinas pero a la vez ser una gran poeta en la historia de España. Es como decir, mi padre vendía patas y cebollas y yo quería pintar cuadros. Ser la oveja negra y a la vez ser el más admirado. Ser un personaje contradictorio, irónico, con una dualidad sexual que yo no tengo pero que la puedo entender. Todo eso era fácil, lo que era difícil es estar todas las escenas, menos una, en una película, porque requiere de un esfuerzo titánico.

Personajes difíciles de que yo digo, “uy este personaje…” No soy un actor que se coma la cabeza, lo fui pero ya no lo soy. Es cuestión de que dices a ver, tengo que hacer una escena de amor con un chico durante cuatro horas, eso me cansa un poco… o con una chica. El Cónsul tenía de todo, tenías que llorar, que reír, tenías que tener 60 años y luego 30… pero eso no me cansaba, me cansaban las tres horas de maquillaje.

 Patricia Israel

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